Lucía Lucas
En mi cabeza hay varios temas recurrentes que cada cierto tiempo me obsesionan. Uno de ellos es el de qué nos pasa a las mujeres con la tecnología. ¿Por qué somos tan pocas? Es algo que realmente no me explico, de ninguna de las maneras. En cualquier makesspace, hackspace, o Fab-Lab siempre somos minoría. Y si hablamos de empresas, peor. Las estadísticas son las que son, eso sí. Eva Levy en su blog dice que en España el porcentaje de alumnas que estudia informática es del 15%, añadiendo que la media occidental en STEM (ciencias, tecnología, matemáticas) es del 20%. Esto en sí mismo no es malo. ¿Y si a las mujeres en general realmente no nos gusta la tecnología? O tal vez no se nos da bien. O no nos interesa. ¿Tal vez en demasiado complicado para nosotras? O tal vez demasiado simple. En fin…
No soy experta en este tema, pero creo que si no hay más mujeres en ingenierías y carreras técnicas es porque no se nos apoya a que las estudiemos desde nuestros hogares, y por ende desde la sociedad. No hay apoyo real, el orgullo que siente un padre o madre por su hijo ingeniero no es el mismo que el que siente por una hija ingeniera. Que no cunda el pánico, voy a ser más gráfica, porque dicho así tal vez suene bastante radical. Ver a tu hija abriendo ordenadores y sacar las piezas para luego volverlas a montar, no es tan atractivo, o sea no es muy «femenino»… Ver a tu hija abriendo el motor del coche viejo de la familia, para arreglarlo y además colocarle un turbo hecho en casa con piezas del desgüace, manchándose de grasa hasta arriba se ve «raro», es cosa de «hombres». Que tu hija (o tu sobrina, o tu mujer, o tu amiga, lo que sea) se ponga a soldar una viga de acero… en fin… pues seguro que llega tu hermano, o tu padre, o tu tío o lo que sea, y te quita el soplete de las manos porque te quiere «ayudar». Estoy generalizando, pero esto pasa. Me ha pasado a mí, que de siempre me he considerado bastante independiente. Pero a veces me he tenido que poner farruca para seguir haciendo lo que hacía con el soplete, con la sierra o con lo que estuviera. esto es lo que hay que cambiar.
El caso es que los roles de género siguen totalmente rigiendo nuestras elecciones y decisiones vitales. Esto no tendría mayor importancia si es que el sector tecnológico no fuera uno de los mayores creadores de puestos de trabajo a nivel mundial. Que las mujeres no estemos en la tecnología, significa que estamos perdiendo la oportunidad de obtener puestos de trabajo bien valorados y remunerados en consecuencia. Significa quedarnos de nuevo por detrás. Y eso es responsabilidad sólo nuestra. Porque empoderarnos es nuestra responsabilidad y la responsabilidad de los hombres es respetarnos como a cualquier ser humano. Lo que quiero decir, es que como mujer no debemos echar la culpa a nadie, ni siquiera a los hombres (y a las mujeres machistas). Es nuestra responsabilidad hacernos valer y hablar alto si hace falta. No debemos doblegarnos ante ideas estúpidas, que sólo buscan minusvalorar la capacidad de las mujeres. Y eso requiere entrenamiento.
Creemos un mundo igualitario y ayudemos a las mujeres a desarrollar sus capacidades técnicas. Para mí, ese es el camino.
Dicho esto, me parece genial que existan proyectos como Mujeres Tech, en los que se busca fomentar la presencia de la mujer en la tecnología mediante ciclos formativos, eventos y otros proyectos e incentivando el liderazgo . Además de ellas, que están en Madrid, hay otros muchos proyectos a nivel mundial a los que merece la pena echarles un ojo:
– WONDERWOMENTECH
– WOMEN´S GLOBAL LEADERSHIP INITIATIVE
– WOMEN´S AUDIO MISSION
– GIRLS GARAGE
– TECHLADIES
– WOMEN IN TECHNOLOGY
Fuentes:
https://mujerestech.com/
http://www.evalevyandpartners.com/mujeres-en-tecnologia