Lucía Lucas
Los espacios en los que trabajamos y la atmósfera que se crea alrededor de ellos determina enormemente nuestro trabajo y nuestra creatividad. Uno de los ejemplos más claros es el Building 20, edificio temporal que se construyó en el campus del MIT durante la II Guerra Mundial como laboratorio de radiación. La idea era derribarlo al terminar la guerra. Pero este edificio de aspecto sucio y deteriorado, terminó por no derribarse, porque desde el MIT pensaron que seguía siendo útil para albergar ciertas actividades. Poco a poco, una vez desmantelado el laboratorio de radiación, el espacio fue siendo ocupado por numerosos grupos de investigación, laboratorios e incluso por la MIT Press.
Lo que tenía de especial este edificio era, por un lado, su organización horizontal, que permitía el intercambio de ideas, y, por otro, que al MIT realmente no le preocupaba mucho (era temporal) por lo que cedía espacios generosamente a grupos de estudiantes, laboratorios, etc… Estas características sentaron las bases para la creación de una comunidad creativa y científica muy prolífica, y este edificio pasó a la historia como «The Magical Incubator».
Digo que pasó a la historia porque 45 años después de su construcción, finalmente fue derribado en 1998 y en su lugar erigieron el actual Ray and Maria Stata Center de Frank Gehry.
Si queréis saber más sobre el Building 20 podéis pinchar aquí.