Lucía Lucas
Dentro de unos días comienza el Solar Decathlon 2014, concurso que conozco de primera mano ya que participé en las ediciones de 2007 y 2009. Sigo muy de cerca todas las competiciones, ya sean americanas o europeas. Además, a partir de ahora tendremos una nueva edición latinoaméricana que comenzará en 2015 o 2016 (todavía no se sabe) en Santiago de Cali, Colombia.
Este concurso se inició en EE.UU. organizado por el Departamento de Energía del gobierno de dicho país allá por el 2002. En 2005 participó por primera vez una Universidad no americana: la Universidad Politécnica de Madrid. En 2007 esta Universidad firmó con el Departamento de Energía de EE.UU. un acuerdo por el que la Universidad Politécnica de Madrid organizaría el Solar Decathlon Europe por dos ediciones: 2010 y 2012. Para el 2014 se pasó el relevo a Francia, y la edición de este año tiene lugar en Versalles. No se me ocurre lugar más bonito para una competición de este tipo.
Este tipo de concursos, son muy enriquecedores para toda la comunidad: profesores, estudiantes y público en general. Sí, todos nos enriquecemos, porque además de que profesores y estudiantes procedentes de distintas universidades (arte, arquitectura e ingeniería fundamentalmente) y diferentes partes del mundo se dejan la piel durante dos años para diseñar, construir, testear y poner a competir su prototipo, se hace un gran esfuerzo en mostrar cada proyecto, su tecnología, cómo influye en las ciudades, en el medio ambiente, en las personas, etc… al final las energías renovables son bastante más limpias, y el día que las veamos integradas en nuestras ciudades, en nuestros pueblos y en nuestras vidas, será un impacto brutal. Ya no tendremos tantos humos en nuestro entorno, aunque, tampoco creo que sea la solución. Aparecerán otro tipo de residuos, eso es obvio, por lo que tendremos también problemas. Yo soy de la opinión de que está muy bien investigar en energías renovables, que en contra de lo que muchas veces se piensa,
no son energías limpias al 100%. Piensa en lo que contaminan las baterías de litio donde se almacena la electricidad que viene de las placas fotovoltaicas, por poner un ejemplo relacionado con lo que estamos hablando. Tenemos ante nosotros un arma de doble filo, una muy buena solución a los problemas actuales, pero que dará lugar a otros inconvenientes muy complejos como la generación de basura tecnológica que no es fácil de reciclar. Dicho esto, para mí no hay otro camino que empezar a vivir de otra manera, gastando menos cantidad de energía.
En realidad, gastar menos recursos no es tan complicado, aunque se necesita gran organización e inversión por parte de los gobiernos e incluso de empresas privadas. Hace mucho tiempo que se habla de
fomentar el transporte público, el transporte colectivo (por ejemplo compartiendo coche a través de apps y redes sociales), fomentando el uso de la bici mediante la implantación de ciclovías, aumentando los impuestos a todos aquellos que usan transporte privado, etc… Todo ello son medidas que aumentarán la calidad de vida de todos y por tanto la felicidad de todos y cada uno de nosotros.
Yo que ahora vivo en una ciudad hipercontaminada, hipersaturada de atascos, con un transporte público absolutamente deficiente, con unos niveles de individualismo y de falta de educación tremendos
y con un escaso sentido social, me doy cuenta del valor que tienen estas iniciativas. Por suerte el mundo está cambiando a mejor, pero de una manera muy lenta y desigual. Tenemos que acelerar el cambio si queremos llegar a ver ciudades limpias, verdes, llenas de bicis y de gente paseando. Llenas de gente felíz, con unos mínimos de calidad de vida garantizados y con educación. No olvidemos que sin ella, no habrá nunca investigación, y que la investigación nace de la voluntad de ir más allá y de hacer las cosas mejor.
El Solar Decathlon 2014 tendrá lugar entre los días 27 de junio y 14 de julio en Versalles.