Capítulo 2: De cómo el ser un punkie de pastel te puede salvar el pellejo en un futuro


En cierta ocasión, cenaba en el Melià Castellana con grandes glorias de la arquitectura hispana (jose luis Corrales, Miguel fisac), y con otras no tan grandiosas (Javier el pelos, Ricardo el barbas…)
En un momento dado, la conversación viró hacia los monumentos perdidos de Madrid, y el ya nonagenario Fisac fué preguntado acerca de su desaparecida «pagoda». El hombre, casi con lágrimas en los ojos, dijo «Mal está que a uno le derriben un edificio, y sé de lo que hablo, pero aun es peor que se lo reformen!».
Pues eso.

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