El nuevo avión de la NASA utiliza el aire de la atmósfera para propulsarse a gran velocidad
La aeronave no tiene que transportar oxígeno líquido para la combustión de su motor de hidrógeno
ANGEL DIAZ. El Mundo. Madrid.- La tecnología del transporte ha dado un giro espectacular gracias al avión experimental de la NASA que acaba de superar en más de siete veces la velocidad del sonido. La aeronave, que no estaba tripulada y se perdió en el Pacífico tras un vuelo de 10 minutos, sirvió para probar un nuevo modelo de motor que se alimenta del aire de la atmósfera, lo que evita tener que transportar grandes cantidades de combustible.
De este modo, los científicos esperan que los viajes espaciales puedan ser mucho más baratos en un futuro próximo, ya que las naves no tendrán que cargar con toneladas de oxígeno líquido.En los transbordadores actuales, este elemento resulta necesario para la combustión de los motores de hidrógeno, pero encarece las misiones al aumentar su peso. Además, un vuelo de Madrid a Nueva York podría reducirse a menos de cinco horas si triunfa el nuevo sistema, en cuyo desarrollo también participan empresas privadas.
La aeronave, llamada X-43A, despegó en California a las 10.40 horas del sábado (hora española), acoplada en un cohete Pegasus que iba a su vez sujeto en el ala de un B-52. Cuando el avión se desprendió del cohete, éste continuó transportando a la nave experimental hasta alcanzar los 30.500 metros de altitud y una velocidad cinco veces superior a la del sonido (lo que se llama Mach 5). El X-43A sólo tardó 10 segundos en acelerar hasta los 8.000 km. /h. (un Mach 7).
«Ha sido un día increíble de récords superados. Nuestro vehículo ha recorrido más de 15 millas (unos 23 kilómetros) con un motor que se alimenta de aire», comentó el ingeniero de la NASA Larry Huebner, responsable del desarrollo de estos propulsores, llamados scramjets en jerga técnica. El avión, que mide menos de cuatro metros de largo y parece una tabla de surf con alas, sólo necesitó transportar una pequeña cantidad de hidrógeno como combustible.
Durante el vuelo, la nave abrió una compuerta para hacer entrar el aire, y los motores usaron este oxígeno para provocar la combustión del hidrógeno y propulsar a la máquina. El sistema sólo funciona a partir de la velocidad Mach 5, por lo que se utilizó el cohete Pegasus para acelerar al avión. Por el momento, el vuelo ya forma parte de la historia de la aeronáutica, pero la NASA pretende superar este experimento logrando una velocidad Mach 10 antes de que acabe el año.
Los aviones X-43A forman parte del proyecto Hyper X , que tiene un presupuesto de 250 millones de dólares destinados al desarrollo de motores. La primera vez que se intentó alcanzar la velocidad Mach 7 fue en junio de 2001, pero los investigadores se equivocaron en algunos cálculos, según reveló una investigación posterior, y la nave tuvo que ser detonada en pleno vuelo.
De este modo, los científicos esperan que los viajes espaciales puedan ser mucho más baratos en un futuro próximo, ya que las naves no tendrán que cargar con toneladas de oxígeno líquido.En los transbordadores actuales, este elemento resulta necesario para la combustión de los motores de hidrógeno, pero encarece las misiones al aumentar su peso. Además, un vuelo de Madrid a Nueva York podría reducirse a menos de cinco horas si triunfa el nuevo sistema, en cuyo desarrollo también participan empresas privadas.
La aeronave, llamada X-43A, despegó en California a las 10.40 horas del sábado (hora española), acoplada en un cohete Pegasus que iba a su vez sujeto en el ala de un B-52. Cuando el avión se desprendió del cohete, éste continuó transportando a la nave experimental hasta alcanzar los 30.500 metros de altitud y una velocidad cinco veces superior a la del sonido (lo que se llama Mach 5). El X-43A sólo tardó 10 segundos en acelerar hasta los 8.000 km. /h. (un Mach 7).
«Ha sido un día increíble de récords superados. Nuestro vehículo ha recorrido más de 15 millas (unos 23 kilómetros) con un motor que se alimenta de aire», comentó el ingeniero de la NASA Larry Huebner, responsable del desarrollo de estos propulsores, llamados scramjets en jerga técnica. El avión, que mide menos de cuatro metros de largo y parece una tabla de surf con alas, sólo necesitó transportar una pequeña cantidad de hidrógeno como combustible.
Durante el vuelo, la nave abrió una compuerta para hacer entrar el aire, y los motores usaron este oxígeno para provocar la combustión del hidrógeno y propulsar a la máquina. El sistema sólo funciona a partir de la velocidad Mach 5, por lo que se utilizó el cohete Pegasus para acelerar al avión. Por el momento, el vuelo ya forma parte de la historia de la aeronáutica, pero la NASA pretende superar este experimento logrando una velocidad Mach 10 antes de que acabe el año.
Los aviones X-43A forman parte del proyecto Hyper X , que tiene un presupuesto de 250 millones de dólares destinados al desarrollo de motores. La primera vez que se intentó alcanzar la velocidad Mach 7 fue en junio de 2001, pero los investigadores se equivocaron en algunos cálculos, según reveló una investigación posterior, y la nave tuvo que ser detonada en pleno vuelo.