Lucía Lucas
La fabricación digital se ha establecido como un nuevo campo de investigación dentro de la arquitectura. Esta disciplina está enfocada a facilitar el salto entre el diseño digital y la producción o fabricación real de objetos de cualquier escala. Es por tanto, por su naturaleza, una disciplina multidisciplinar. Ingeniería, diseño, fabricación y construcción se dan la mano con el objetivo innovar ofreciendo nuevas herramientas y procesos dentro de la industria de la manufactura y de la construcción, que a día de hoy estamos viendo que se está quedando obsoleta.
Las ventajas, aunque muchas de ellas están por ver, son, entre otras, un uso más racional de los materiales y recursos, la generación de menos residuos, la reducción de uso del agua, la rapidez y la economía.
Las desventajas, son muchas también, la principal, la reducción de mano de obra no cualificada que se quedará sin trabajo. Pero este es otro debate, que está en el aire en otros foros, y que afecta prácticamente a todas las ramas profesionales, ya sea por la automatización de procesos mecánicos o por la aplicación de la inteligencia artificial a procesos digitales.
La fabricación digital es una disciplina que no se debe perder de vista en una Escuela de Arquitectura. El mundo avanza muy rápido a hombros de la impresionante generación y acumulación de conocimiento científico y técnico. A esto se suma una nueva consciencia de la humanidad de generar un cambio positivo en el mundo teniendo en cuenta el medio ambiente y un optimismo tecnológico que posiciona a la tecnología cómo herramienta para lograrlo.
Dicho esto, me permito afirmar, que tener un fab fab en una universidad de arquitectura como la ETSAM, es una buenísima estrategia para abrir puertas a los futuros profesionales que salen de sus aulas y, en última instancia, para posicionar a la universidad en el ámbito de la innovación, que de esto nos falta bastante.
¿Qué significa abrir puertas a los profesionales que salen de sus aulas?
Si hacemos caso de las noticias que de un tiempo a esta parte están saliendo en todos los medios, especializados o no, los robots sustituirán gran parte de los trabajos mecánicos o repetitivos en casi todas las profesiones: conductores, cirujanos, dependientes, traductores, etc… Tal vez la profesión de obrero o albañil también. Aquí os dejo este interesante estudio de investigadores de las Universidades de Oxford y Yale sobre la materia. En este sentido, lo único que se sabe, es que las profesiones relacionadas con la creatividad son las que menos se resentirán y que se generarán nuevas profesiones que, a día de hoy, ni siquiera podemos imaginar.
Nuestra profesión de arquitectos no es ajena a todo esto, y nuestra Universidad nos debe preparar para ello. Por suerte somos creativos, y los robots, por ahora, no nos van a quitar el puesto de trabajo y, si nos lo quitan, siempre tendrán que haber arquitectos detrás de los robots, por lo menos para programarlos (tendremos que aprender a programar). Debemos apostar por la investigación y la tecnología, e intentar ir al paso o un paso por delante de las últimas innovaciones, que son las que crearán trabajo en una profesión cada vez más especializada y digitalizada. En esta época de cambios y de creatividad, y con una tendencia muy clara a lo digital, parte de la apuesta del arquitecto por mejorar las condiciones de vida de las personas pasa por lo tecnología.
Por tanto tener un Fab-Lab en la Universidad abre puertas profesionales debido a que herramientas y programas formativos que implantemos ayudarán a los estudiantes a conformar esta disciplina y a ponerla al servicio de la sociedad.
Foto: FAB-LAB UNI (Flickr)